Trataré, en este apartado, de explicar qué tiene de particular la Psicoterapia Caracteroanalítica a través de varios ejemplos de extraidos de mi experiencia clínica.
VIÑETA 1. Comenzaré con uno personal.
Cuando comenzé mi terapia con Xavier Serrano, en febrero de 1987, padecía (yo) una dermatitis seborréica del cuero cabelludo, que arrastraba desde los 12 -13 años. Había pasado por tratamientos tanto de dermatólogos de la Seguridad Social como de prestigiosos dermatólogos privados de Bilbao. Todo ello con nulo resultado.
Recuerdo, con cierto cariño, a una dermátologa que se interesó por peso del estrés en mi dinámica cotidiana, aconsejándome que tratase de llevar una vida más relajada. Algo captó aquella señora, y yo tomé nota de la relación propuesta entre estrés y seborrea. Por lo demás, el resto se dedicó a medicar, que por algo se llaman médicos.
En la primera sesión Xavier Serrano me dijo que esa dermatitis sería una de los primeros síntomas en desaparecer. Me pareció muy osada su afirmación. Conocía por el libro La función del orgasmo
de Reich la base psicosomática de este tipo de síntomas, pero de ahí a afirmar con esa seguridad que en unos pocos meses esa persistente dermatitis iba a desaparecer, me parecío demasiado osado, lo cual me generó cierta desconfianza.
El trabajo inicial de los primeros segmentos fue muy intenso. En las sesiones se hablaba (se habla) muy poco. A través de los actings mi cuerpo pudo descargar una enorme tensión. Toda esa cienaga energética, ese miasma estásico comenzó a fluir. Recuerdo cómo Xavier tras mis sesiones abria las ventanas de la consulta, para que todo ese DOR (Death Orgon) fluyese hacia el aire Valenciano. Por ello no me sorprendió la desaparición de la dermatitis, ya que fue la lógica consecuencia de aquel proceso. Digamos que si la lectura del citado libro de Reich me enganchó, esta experiencia terapéutica inicial confirmó la certeza de sus teorías y determinó definitivamente mi vida.
Por cierto, Xavier empleaba una linterna verde, que movía ante mis ojos de derecha a izquierda, o bien de arriba abajo, o en círculos, provocando intensas reacciones en mi cuerpo. Hace unos años me formé en EMDR, conocida y extendida técnica psicoterapeútica basada en movimientos oculares. Es bastante efectiva para el tratamiento de traumas. En su libro, Shapiro dice que los inicios del desarrollo de esa técnica tuvieron lugar en una experiencia personal que tuvo en la primavera de 1987. Pues bien, yo, el invierno anterior, en la consulta del Sr. Serrano experimenté intensamente lo que los movimientos oculares pueden desencadenar en tu cuerpo. Tengo que señalar que los actings no se limitan únicamente al segmento ocular, como ocurre en el EMDR, sino que la vegetoterapia profunda aborda progresiva y sistemáticamente todos los segmentos energéticos del cuerpo, tal y como nos enseñó Wilhelm Reich.
Este desinterés en reconocer lo que otros autores han aportado antes, atribuyéndose como propios descubrimientos ya descubiertos por otros, no hace sino desacreditarnos como colectivo profesional.